Comprar un billete...
...ir a un hotel, no salir de las cuatro esquinas de una cama, comenzar a ser agua muchas veces, descubrir el cuerpo, arañar las horas, hablar, hablar, hablar. Perder la memoria. Ser piel. Despedirte rápido y para siempre. Volver a la estación, caminar lento, sentir el dolor punzante de los músculos. Refugiar un adiós en la risa. En la risa, los abrazos, los besos en la boca... y en la mejor palabra que se puede decir, que se puede escuchar.
Cuéntame. Cuéntame ahora mismo.
Y desnudarte de nuevo, mil veces.
Después del baño. Desnudo secándose el costado. Degas.
5 comentarios:
Esto sí que es duro leerlo por las mañanas. He comprado demasiados billetes, y aún me quedan unos cuantos...Y mis despedidas, espero que no sean para siempre.
¡Viva el sexo oral! (Por lo hablado, digo). El otro, para gustos...
¡Viva!
Viva todo,mujer, ya puestos...Y luego que cada uno elija
parece la historia de una puta, viciosa,eso sí, ya que se regodea en el oficio...
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