¿Feliz año?
Todo se soporta en la vida, con la excepción de muchos días de continua felicidad. Eso decía Goethe, que era bastante más listo que yo, así que no sé si desearos feliz año. O no enteramente feliz año. Pero tampoco muchas tristezas, que no tenemos ya salud ni edad para las pérdidas, sean del tipo que sean aunque sucedan por una ley de vida de las que no sabemos nada.
Hace algún tiempo, vi en una librería magnífica de Mérida (la San Francisco) unos cuadernos con títulos tan sugerentes como "Cosas de mi pasado que prometiste no remover" o "Promesas que nunca cumpliste". Yo siempre me hago el mismo propósito para comenzar el año, pero nunca lo cumplo, o lo cumplo sólo unos meses. Me valdría un renglón de la libreta, porque ya no quiero cambiar nada. Soy así de caótica y he aprendido a que me gusten el caos, la irritabilidad y la desidia y la pereza.
Lo del tiempo es una convención, dicen: como vestirse, como visitar a la familia, como quedar con los amigos, como el lenguaje. Acaba un año que ha sido muy bueno. La mayoría de los días he sido feliz y he sido consciente de que era feliz en ese preciso instante y no cuando el momento es ya un recuerdo muy lejano. Me he reído mucho. He descubierto la comida japonesa (y me encanta). He tomado conciencia de estar sola.
Sería bueno poder trazar una línea y que los hechos no se movieran de ahí.
Virgencita que me quede como estoy.