viernes, 4 de mayo de 2007

Ahora que pierdo

Ahora que pierdo lo que soy, o que tengo conciencia de haberlo perdido, y llega el cansancio y ya no hay la costumbre de desear un buen día ni de dar (o mandar, que es casi lo mismo, pero no es igual) un abrazo o un beso o mil al llegar al tajo. Ahora que llegan otros y se van (o creo que se van) algunos. Ahora que aparece el hastío y regresa el silencio y me enamoro de unas letras y una voz y no tengo ganas de hacer nada ni de escribir nada, leo a Szymborska y lamento, como nunca, no saber, no poder, escribir poemas.


Discurso en el depósito de objetos perdidos

Perdí algunas diosas en el camino de sur a norte,
y también muchos dioses en el camino de este a oeste.
Se me apagaron para siempre un par de estrellas, ábrete cielo.
Se me hundió en el mar una isla, otra.
Ni siquiera sé exactamente dónde dejé las garras,
quién trae mi piel, quién vive en mi concha.
Mis hermanos murieron cuando me arrastré a la orilla
y sólo algún huesito celebra en mí ese aniversario.
Salté de mi pellejo, perdí vértebras y piernas,
me alejé de mis sentidos muchísimas veces.
Desde hace mucho cerré mi tercer ojo ante todo esto,
me despedí de todo con la aleta, me encogí de ramas.
Se esfumó, se perdió, se dispersó a los cuatro vientos.
Yo misma me sorprendo de mí misma, de lo poco que quedó de mí:
un individuo aislado, del género humano por ahora,
que sólo perdió su paraguas ayer en el tranvía.

Wislawa Szymborska
De "Si acaso" 1978 Versión de Gerardo Beltrán

Una del montón

Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.

Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.

En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a la medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.

Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.

Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.

Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.

Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.

Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.
¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?

¿Y si hubiera nacidono en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?

El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.

Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.

Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.

Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente.

Wislawa Szymborska
Versión de Gerardo Beltrán.

5 comentarios:

Adúlter dijo...

Pude haber sido alguien...
Me gusta. Pero ¿hbaer sido alguien que escribe versos en vez de alguien que los lee? No es tan grave ¿o sí? :)

UnaExcusa dijo...

No. Obviamente, no es tan grave.
Sería más grave no leerlos. O quizá tampoco: no sabríamos de su gravedad.

Isabel Sira dijo...

Yo no leo versos, salvo los vuestros. Creo que no es tan grave, lo mío es la poesía visual y en prosa.

Suntzu dijo...

Yo creo que es mucho peor no leerlos que no escribirlos. Cuando escribes, te vacías. Leer, te llena.
Por lo menos así funciono yo.

Isabel Sira dijo...

Vale, soy un desastre, pero no os lo tendré en cuenta ;)