sábado, 15 de septiembre de 2007

"Como si se lo contaras a tu abuela"

"Cuéntalo como si se lo contaras a tu abuela". Ésa es la primera consigna. Que no haya que coger el diccionario, que uses un lenguaje ramplón, muy llano, muy analfabeto. La eterna lucha entre la nivelación por arriba y por abajo. Que soy muy literaria, que ahora es un insulto; que hablo de películas como Ordet y de canciones como Hallelujah y que todas mis piezas van con música clásica.

"Como si se lo contaras a tu abuela", me repetían. La tercera vez, alcé los ojos. Y conté, yo. Que a mi abuela no la dejaron estudiar Derecho y tuvo que ser maestra, que era más acorde con eso de ser mujer. Que fue la número uno de su promoción. Que dirigió, en la sombra, alguna que otra institución educativa (el famoso fue su marido, por supuesto). Y que era roja como la sangre roja y parió nueve hijos sin instinto maternal alguno y fue invisible para todos, pero tenía una mente privilegiada que fagocitaron su femineidad y su época. Por este orden.

Y que, desde que comencé a trabajar, eso es lo que hago y no otra cosa. Contarlo como si se lo contara a mi abuela.

Imagen de Héctor_LP.

33 comentarios:

Isabel Sira dijo...

Pues no dejes de hacerlo...Digan lo que digan.

Anónimo dijo...

¿No crees que eso de asimilar la profesión de maestra con ser mujer es un prejuicio más? Es preocupante que los hombres no se acerquen actualmente hacia el magisterio; sería importante conocer por qué hay esta sequía vocacional en Educación Infantil y en Primaria, el alumnado necesita referentes masculinos y femeninos.

Un saludo, sincero.

Regina dijo...

Lo cuentas así de bien porque se lo cuentas a tu abuela. "Como si se lo contaras a tu abuela", te dijeron, pero no te dijeron cómo hay que contárselo a TU abuela, eso sólo lo sabes tú. Las abuelas de cada uno nunca son una abuela más.

UnaExcusa dijo...

Arwen, en eso estoy. Yo soy de las de nivelación por arriba. Esto es tema de debate, por supuesto, pero no creo que primero sea la demanda y después los programas basura.

Argonauta33, bienvenido y no. No lo creo. Te aseguro que, en tiempos de mi abuela, las mujeres eran o enfermeras o maestras. Y tiempo después también. No es un prejuicio, es una realidad. Y creo que lo de la sequía vocacional en Infantil y Primaria tiene que ver, también, con la Educación. Ya sabes: que la mujer está más capacitada para cuidar de los demás. Etc. En lo de los referentes masculinos y femeninos, ya me pierdo. Creo que, a no ser que viva en una burbuja llena sólo de mujeres o de hombres, todos los niños tienen referentes masculinos y femeninos. Ahora bien, en lo que habría que afinar es en qué tipo de referentes. Te lo dice una a la que ninguno de los tíos que conoce la definiría nunca como "mujer".

Dooddle, más bien a lo que se referían, me temo, era a que lo contara como si la persona que me está escuchando no supiera leer ni escribir (¿por qué asociamos el analfabetismo a la falta de inteligencia?) o fuera lerda perdida... Por eso les conté la historia de mi abuela. No han vuelto a decirme nada.

Anónimo dijo...

Lo siento, pero no estoy de acuerdo contigo, al menos en el modo en que lo expones; si es una realidad es porque hay muchas personas con prejuicios en este sentido. En tiempos de tu abuela, es que ni siquiera los planes de estudio eran los mismos para los maestros y las maestras, y éstas tenían los destinos más duros, en el sentido de que eran las que estaban en las poblaciones más pequeñas y peor comunicadas. A mi parecer todas estas mujeres nunca han visto, ahora tampoco, su esfuerzo reconocido; al contrario se le quita importancia, como también podría deducirse de tus palabras.

Vineshoot dijo...

Mi abuela era analfabeta material, no funcional como se lleva ahora. Ya ves.

UnaExcusa dijo...

Argonauta33, ¿a qué prejuicios te refieres? ¿A los que confinaron a las mujeres a ciertas profesiones? No quito importancia a la labor de maestro. Porque yo los llamo maestros. Más bien, distingo entre maestros y profesores. Mis dos hermanos lo son. Varops de mis amigos lo son. Estoy en una familia en la que la mayoría de los miembros lo son.

El problema es que mi abuela no quería ser profesora. No quería estudiar Magisterio. Quería estudiar Derecho. ¡Entonces, obviamente, que la obligaran a estudiar Magisterio fue una jodienda!

Me centré en lo de los referentes masculinos y femeninos porque cada vez que oigo esa expresión, sinceramente, me sale un sarpullido.

El_Salmonete, pues tampoco es tan raro que lo fuera.

Regina dijo...

Mujer, ya he entendido que te dijeran que escribieras como si se lo contaras a tu abuela porque las abuelas suelen ser las que menos se emteran de todo en las familias. Mi comentario era una especie de halago a tu manera de escribir y a tu abuela. Si escribes de esa manera y lo haces como si se lo contaras a tu abuela, quiere decir que tu abuela era/es una persona inteligente y con muy buenas dotes de interpretación. Por eso te decía que not e dijeron cómo había que contárselo a TU abuela, quizá era algo diferente a las abuelas medias ;).

UnaExcusa dijo...

Ahhh... No, si la que no se va a enterar a estas alturas soy yo... xD. Y era, era, Doodd, ya murió.

Anónimo dijo...

Para argonauta33: Mariano Enguita, uno de los mejores sociólogos de la educación (al menos uno de los pioneros en España) "Los efectos de la feminización del magisterio: luces y sombras". Sobre referentes, no hay ningún estudio que certifique que los niños necesitan los dos referentes, si así fuera prohibirían a los homosexuales tener hijos (y a las madres solteras y a todos aquellos matrimonios donde uno de los progenitores se pasa todo el día trabajando y no ve durante meses a sus hijos, pongamos pescadores, por ejemplo)

Anónimo dijo...

Y pa una excusa ahora, eso de que la mujer está más preparada para cuidar... Mentira, y lo sabes, la mujer (las niñas) están mejor educadas para criar, de hecho no disponen de juguetes, sino de herramientas de aprendizaje (nenuco, bebés llorones, planchas, etc), pero si se hiciera un estudio de quién es la figura de apego de los bebés, lo mismo nos llevábamos todos una sorpresa. Otra cosa es que a los hombres nos resulte mucho más cómodo haceros creer que sí, que las mujeres cuidais mejor que nosotros a los bebés, trabajo que nos ahorramos al fin y al cabo.

UnaExcusa dijo...

Lo de que la mujer está capacitada era una maravillosa ironía. Ya sabes: que la mujer bla bla bla. Y supongo que el referente de los niños, la sorpresa de la que hablas, es que al final a los niños, como a todos, les gusta la novedad. Y como el padre no estaba nunca en casa... xD.

Isabel Sira dijo...

Por eso se trata de educación, porque hay mujeres que llevan en la sangre cuidar a los demás, y hombres que llevan en la sangre cuidar a los demás. Y mujeres incapaces de atender a otro, y hombres incapaces de atender a otro.
Pero, sin embargo y aunque suene fatal, sí creo que el vínculo del niño con la madre es especial, aunque sólo sea por el hecho de que lo llevó en su seno nueve meses. Eso no quita que haya madres desnaturalizadas o incapaces de serlo por 20.000 motivos diferentes.
Y también es verdad que para los hombres es más cómodo quitarse de encima el trabajo de cuidar y criar a los hijos. Consecuencia: en cuanto vemos un padre que ejerce se nos cae la baba.
Pero, claro, partimos de la base de que en esta sociedad se habla de 'enseñar a los hombres a ayudar en casa' cuando de lo que se trata es de educar a los hombres para que se den cuenta de que si no les gusta vivir en una pocilga, que cojan la escoba y barran.
No sé, es un tema complicado.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Permitidme que tercie en el debate con el argonauta33.
Los varones y las mujeres somos seres humanos casi iguales. Sólo nos diferencian unos cuantos aspectos físicos. Algunos importantes, como gestar, parir y amamantar. El resto de cosas que se pueden hacer en el mundo las pueden hacer por igual: Cuidar abuelos enfermos, encargarse de llevar a los niños al médico, ser cariñoso y comprensivo, tener intuición, practicar la empatía, ser sensible e incluso "sensiblero". Los "referentes" masculinos o femeninos son, en un 99% de los casos, estupidos prejuicios que hemos encasillado para varones o mujeres. El referente masculino de "la fuerza" me parece que nos lo podíamos guardar y dejar de trasmitirlo a las generaciones venideras. Quienes creemos en la igualdad vemos que la mujer, con obstáculos e impedimentos, intenta abrirse paso a las parcelas que históricamente eran coto de los varones. Sólo nos falta que los varones empiecen a entrar en aquellos campos que eran "de las mujeres": Desde cambiar pañales a llorar sin pudor cuando la emoción nos llene de ganas

Regina dijo...

Pues yo no estoy de acuerdo para nada en esa supuesta igualdad. Los hombres y las mujeres no son iguales, a mi parecer. No es únicamente achacable a los roles que la sociedad nos inculca, sino que generalmente el carácter de la mujer es diferente al del hombre independientemente de la educación. Por supuesto, ni uno es mejor que el otro ni uno es más débil o fuerte que es otro, es, sencillamente, distinto.

Y a mí me gusta esa diferencia.

Anónimo dijo...

Existe una "rama" de la sociología dedicada a estudiar las diferencias genéticas de hombres y mujeres para saber aquello que nos diferencia. Francamente se basan en unos paradigmas traidos por los pelos y aún no han demostrado nada fiable al cien por cien, por tanto, desde mi punto de vista, todos los roles de hombres y mujeres, comportamientos, y demás arquetipos, son heredables por el medio cultural donde crecemos. El caracter, si ya hablamos de personalidad, etc, en psicología, nos viene de serie, y no es cierto que haya diferencias entre bebés varones y hembras (si no gusta hembras, llamémosle X), más que nada porque los caracteres son bastante simples. Otra cosa es que al 80% de los bebés con pito, cuando están nerviosos se juega con ellos, y si no tiene pilila los progenitores tratan de calmarlos, inculcando ya, desde esos primeros meses una diferenciación sexual de comportamiento.
Sobre los referentes que debemos inculcar a nuestros hijos o alumnos, pues, sí, lo que dice puntos de vista es lo ideal, pero los medios de comunicación dificultan esa tarea sobremanera, amén de la población, (que sigue siendo sexista y mucho)

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Pero esas diferencias que existen no vienen por naturaleza sino que las creamos. Pero también podemos liberarnos de los roles y no tener miedo a actuar como "haría el otro sexo". Es una manera de ensanchar el alma

Isabel Sira dijo...

Yo creo que no se trata de ser iguales, que estoy de acuerdo con Dooddle en que hay cosas que nos diferencian, si no de tener los mismos derechos y obligaciones y dejar de poner trabas al desarrollo personal sólo porque se sea de un sexo u otro.
Y lo de que los hombres muestren sus sentimientos, yo creo que poco a poco lograrán quitarse de encima esa absurda concepción de que si lloran muestran debilidad. Conozco muchas mujeres que lloran por muchos motivos, y sus lágrimas suelen demostrar más fuerza y carácter que otras muchas cosas...

UnaExcusa dijo...

Yo siempre he pensado que es cuestión de educación, desde la cuna. Que a ser mujer se aprende, como decía Beauvoir, como se aprende a ser hombre, supongo. No pienso que nadie “lo lleve en la sangre”. Y a mí tampoco me suena fatal lo del vínculo del niño con la madre. No sé si estará demostrado o no, pero lo veo de cajón: una lo alimenta nueve meses (o más o menos, depende) y otro no. ¿Eso es hacer de menos al padre? Hombre, si rizamos el rizo...

Esto sí que suena fatal, pero siempre digo, y mantengo, que si yo fuera hombre, sí querría tener hijos. Como soy mujer, ni en pintura. Las razones son demasiado impopulares como para que las vierta aquí una por una. Pero se resumen en una: no se ocupan de ellos al 50 por ciento. Al estricto 50 por ciento. Sí: medido y pesado.

Eso sí: si tuviera hijos, querría varones. Nunca mujeres. Ya ven: la preferencia por los varones comienza desde antes de la gestación, en todas las culturas y en todas las partes del planeta. Yo lo que no quiero es que ninguna (posible, pero poco probable) hija mía se tenga que partir los cuernos con este mundo machocéntrico.

En cuestión de educación, soy bastante escéptica. Para eso, haría falta que el hombre-padre y la mujer-madre se empapara bien de lo que significa ser discriminado, de lo que implica la invisibilidad, para no transmitir eso a sus hijos. Pero el caso es que el machismo se interioriza. Y de pronto nos descubrimos diciéndole lo guapas que están a las hijas de nuestros amigos y lo fuertes que son a los hijos. Y si hablamos de profesores, alucinas. Porque ninguno hace absolutamente nada cuando los niños toman el centro del patio del recreo (es que tienen que jugar al fútbol) y las niñas se conforman con la periferia (porque claro, ellas pueden jugar en las esquinas: total, para los juegos menores a los que juegan). Y los fabricantes de ropas y las modas, que la pasividad también se educa con esas faldas que no te dejan ni moverte, pero que son taaaaaaaaaaaan monas... Lo mismo pasa con los anuncios de juguetes... etc. etc. etc. En fin: que estos temas están ya bastante estudiados. Y que, la verdad, por mucho Marx y mucho Stuart Mill que valgan, he aprendido a desconfiar de los hombres que me lanzan discursos igualitarios (porque a la hora de la verdad también les gustan pasivas y medio tontas. Se descubre en cuanto rascas un poquito).

¿Actuar como lo haría el otro sexo? Pues sí, puntos de vista, pero, para eso, tienes que escuchar cosas como: es que eres muy radical, es que eres muy contundente, es que las mujeres con glamour (o las que son “unas señoritas”) no hablan de sexo, es que tú los acojonas... Y pedir perdón mil y una veces por este carácter que tienes.

Lo de llorar que dice Arwen al final. No sé. Yo siempre he pensado que llorar es de débiles. Por eso no lloro. Salvo durante dos años de mi vida, que me harté. Con películas y libros me emociono. Pero llorar... ni de coña. Y a mí una mujer llorando siempre me suele dar la impresión de que es una débil pusilánime. Y que no aguanta ni dos asaltos.

Isabel Sira dijo...

Pues Unaexcusa, sabes que lloro como una magdalena, hasta con los anuncios, y creo que no me equivoco si digo que no me ves como una pusilánime y que he demostrado con creces que soy mujer de armas tomar, cuando es necesario. Lloro muchas veces como alivio de la tensión(lo sé, sería mejor reír, que tiene el mismo efecto y es más sano, pero no siempre se puede), y lloro a veces porque hay cosas que me llegan al alma, pero, insisto, no creo que sea signo de debilidad...Aunque también reconozco que casi nunca lloro delante de quien quiera atacarme y persiga precisamente eso, mis lágrimas, porque sé que son muchos los que las ven como signo de debilidad, aunque sean de pura rabia (por no poder estamparle la cara contra un muro al que tengo enfrente, por ejemplo, que soy agresiva de pensamiento).
Y como a mí les pasa a muchas, por eso lo decía antes...

UnaExcusa dijo...

Sí, sí: si yo reconozco que el problema con las lágrimas es mío: que yo veo llorar como signo de debilidad... Durante dos años, más o menos, estuve llorando como una magdalena y, desde luego, no me considero una persona débil ni por asomo...

Anónimo dijo...

"El poeta samurai", creo que es un claro ejemplo de lo que se habla, en japón también se veía como signo de debilidad y de feminidad. Es una fábula de un guerrero samurai que lloraba antes y durante sus enfrentamientos. Si nadie exteriorizara sus sentimientos seríamos todos autistas. De todas formas el principal problema es el reflejo que queremos dar, uno no llora por creer ser fuerte, sino para que los demás crean que lo es, y se preocupa bien de decirlo. Es patético el hecho de tener que decir "yo no lloro nunca" o, más poéticamente: "mis lágrimas hace tiempo que secaron" (que hay cada uno por ahí...), pero bueno, en estos casos lo mejor es encogerse de hombros y decir con una sonrisa: "Me alegro, los psicólogos y psicoanalistas también tienen derecho a comer caliente".

Unknown dijo...

Lo peor de todo eso es que además lo aceptaban tal cual. Mi abuela fue (está jubilada) pianista y funcionaria de carrera. Renunció a tocar (bueno siguió tocando en privado) y a su puesto en el ayuntamiento de Málaga cuando se casó... y además lo ve como algo normal.
Tú sigue así: contando las cosas como si las contaras a tu abuela.

UnaExcusa dijo...

Pues por eso lo veo como un problema conceptual (qué bien m'a quedao) mío. Porque en teoría no creo que llorar sea de débiles. Pero en la práctica, sí. Será eso de "los chicos no lloran (que llorar es de nenas").

Y FLaC, tienes razón: lo alucinante es que lo veían normal. Aunque fueran más válidas que ellos...

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Existen muy pocos (yo conozco a dos) pero ya empiezan a existir varones que no ayudan sino que comparten todo. Esos padres metidos en el trabajo y que apenas se implican con sus hijos se están perdiendo lo mejor del mundo.

Me gustaría que tanto mi hijo como mi hija fueran capaces de ser conscientes de que este mundo está lleno de desigualdades y que tienen que luchar para que desaparezcan.

Hay personas a las que las emociones se nos escapan en forma de lágrimas. Una persona muy cercana, mujer, es incapaz de llorar. Eso no la hace ni más insensible ni más fuerte.

A mí me brotan las lágrimas con poemas, canciones, películas. Me costó superar la cantinela de "los chicos no lloran". Nunca se lo diré a mi hijo. Nunca. Porque llorar es humano.

Pero después de lo leído me planteo si, en el fondo, será debilidad.

Habrá que replantearse todo

Anónimo dijo...

Sobre el debate del machismo en la mirada, puede interesar "En la ciudad de Sylvia", de Guerín.

Que los hombres no lloran: tópico absurdo. No conozco a ninguno que no lo haga.

"Los hombres las prefieren pasivas..." Depende de qué hombres. Quizá no has conocido a los adecuados.

"La mujer es el ser antirromántico por excelencia, sólo le gusta el realismo, la seguridad y el dinero" Josep Pla. Lo traigo a colación, no lo asumo.

Para vencer ese machismo imperante, la mujer ha de adoptar un rol activo: menos envidia al atractivo de otras mujeres, menos competitividad y desmantelar las artimañas de la publicidad. Puede hacerse. Poneos a ello y quejaos menos, porque los hombres en general van a seguir siendo como son, por desgracia

Anónimo dijo...

Pues eso, que en la escuela, en el instituto y en la universidad hacen falta referentes femeninos y masculinos, específico, de los positivos, de lo que estamos entendiendo por positivo. Por lo tanto, ser maestra hoy no responde a esa visión de la mujer que correspondería con la de la abuela de Unaexcusa; es también un prejucio. E insisto, la sociedad no ha sabido siempre reconocer el papel desempeñado por algunas mujeres en la educación.

Isabel Sira dijo...

Un hombre que llora ¿y qué te crees que estamos haciendo todas las que expresamos aquí nuestro punto de vista? Cambiar el mundo, querido, cambiar el mundo. Y no nos quejamos, planteamos una realidad y debatimos sobre ella para encontrar soluciones prácticas y efectivas a nivel general. A nivel particular cada una hacemos lo que podemos, que no es poco (ni lo que podemos ni lo que hacemos).
Ah, y por cierto, lo de 'poneos a ello que los hombres en general van a seguir siendo como son, por desgracia' no mola demasiado, ¿no crees? Se trata de implicación de todos para mejora social, quizás lo primero que deberíamos hacer es espolear a los hombres...

Anónimo dijo...

Ni mola poco ni mola mucho; es simplemente la realidad, los hombres en bloque no van a cambiar, cambiarán algunos, pero no todos.

Insistir en que hay que aplicarse el parche y desactivar las retóricas del atractivo y la competitividad femenina, no fomentar, como muchas hacéis al poneros "guapas" y pasar buena parte del tiempo con ropas y afeites, el servilismo de la mujer, que consiste en prepararse para gustar a los hombres.

Que del machismo los hombres sean responsables no me cabe duda; pero tanta preocupación neurótica por el físico y por gustar a cualquier precio, en muchas mujeres (y no neguéis esta realidad u os estáis engañando), sólo contribuye a ahondar el problema en lugar de resolverlo.

Y pensadlo bien antes de lanzaros a la yugular que por dentro sabéis perfectamente que estas palabras son ciertas.

Isabel Sira dijo...

Primero, no pretendía lanzarme a la yugular de nadie, pero me doy por aludida puesto que contestas a mi comentario. Simplemente te aclaraba que, por estos lares, además de hablar, actuamos.
Segundo, pues resulta que en el momento en el que vivimos no es que las mujeres queramos gustar a cualquier precio ni nos pasemos el tiempo acicalándonos para competir o atraer. Hombres y mujeres por igual se dedican al culto al cuerpo porque, desgraciadamente, es lo que se lleva... Así que, la obsesión neurótica (cuando el culto al cuerpo llega a tal) de la que hablas es común a los dos sexos, y si no asumes eso, te engañas. Otra cosa es que las aquí presentes estemos de acuerdo o no con el culto al cuerpo, hagamos algo por cambiarlo o no.
En mi caso, me arreglo cuando me apetece y cuando no, no, me gusto como soy SIEMPRE, y si me cuido el cuerpo y la mente es para sentirme satisfecha conmigo misma y al que no le guste que no mire, o que mire, porque me la trae al pairo, como, afortunadamente, cada vez les pasa a más mujeres (muy masculino eso de que sólo nos arreglamos para los hombres o para dar envidia a otras mujeres, pobrecitos).
Sobre gustar a los demás, eso es algo inherente al ser humano, y, por tanto, a hombres y mujeres, cada ser humano lo plantea de la forma que quiere. A unos esas ganas de gustar les llevará a la enfermedad y la obsesión y a otros no, pero, insisto, no es coto femenino exclusivamente.
De manera que si no te estás dando cuenta de que las mujeres llevamos mucho tiempo trabajando por cambiar los roles y las cosas negativas de nuestra sociedad, que seguimos haciéndolo y que las que lo hacemos no necesitamos ni grandilocuencias ni publicarlo, lo siento mucho.

Anónimo dijo...

Hablas en general: "las mujeres llevamos mucho tiempo luchando para cambiar", etc etc. Muy segura tienes que estar para legitimar la conducta y el pensamiento de todo un género.

Algunas hacéis lo que tú dices, y está muy bien, pero no es la regla de actuación que veo a mi alrededor.

Y has soltado la falacia número uno, que ya me esperaba: "Me arreglo para gustarme a mí misma". ¿Pero a quién queremos engañar?

Todos se arreglan y se cuidan, es verdad, pero por favor, tengo hermanas y amigas que están una hora delante del espejo antes de salir a la calle aunque sea a comprar el pan, y no conozco a hombres que hagan eso, vamos, que no creo que se pueda comparar.

Y no negarás la envidia corrosiva ante la belleza ajena en muchas mujeres. Si niegas esta realidad sencillamente vives en un mundo de fantasía.

Lo que no pareces dispuesta a asumir es ninguna crítica y que las mujeres tienen también una parte de culpa en el machismo imperante (que, insisto, lo desencadenan los hombres, responsables en primer lugar). Si así te va mejor, me alegro por ti. Simplificar la realidad siempre nos hará habitarla más fácilmente.

Y me parece bien tu discurso a la defensiva, pero un poco de autocrítica genérica tampoco viene mal. Históricamente el hombre ha puesto un yugo a la mujer y la ha hecho objeto de innumerables servidumbres, pero algunas mujeres contribuyen a ello. Si quieres concebir la realidad con una dialéctica de buenos y malos y que la mujer sea sólo santa y víctima, adelante.

Deportivamente, un saludo.

Isabel Sira dijo...

Lamento terriblemente como entiendes mis palabras y tu concepción del mundo. Pero si es así como eliges vivir, me parece muy bien. Cada uno vive o sobrevive como puede.
Me acusas de generalizar cuando has sido el primero en hacerlo, me acusas de estar a la defensiva, cuando sólo contesté a unos planteamientos que me parecieron un tanto despistados, piensas que no acepto la autocrítica (personal o femenina), allá tú, sinceramente. Te crees que caigo en 'la falacia número uno', pues el que se engaña eres tú, al menos en mi caso,porque no conozco ni a tus hermanas ni a las mujeres que conoces, así que no tengo ni idea de para qué se arreglan ellas ni para quién. Quizás es que deberías ampliar tu entorno...
Y claro que hay muchas mujeres que tienen culpa del machismo, como hombres, y claro que hay mujeres envidiosas, y nos hacemos daño a nosotras, pero, por si no te has dado cuenta, es que no somos perfectas (ni en general ni en particular). Pero si no quieres que yo generalice, al menos no lo hagas tú tampoco, ¿no crees?
En cualquier caso, afortunadamente creo que estamos de acuerdo en que hay cosas que cambiar y espero que te unas a mi pensamiento en cuanto a que cada uno por nuestro lado y de forma individual podemos aportar nuestro granito de arena en la búsqueda de una sociedad mejor. Aunque, está claro, no lo haremos a través de los mismos medios.
Un saludo.

UnaExcusa dijo...

Puntos de vista y... nada más no sé: yo creo que sí que comienzan a existir, pero que son los menos. Compartir la limpieza de la casa y la planificación sin que nadie te diga lo que tienes que hacer porque seas capaz de verlo tú mismo (que veas tú mismo que es miércoles y la niña no tiene el chándal lavado y mañana le toca Educación Física).

Cuando hablo de lágrimas, hablo de llorar porque te duele (algo que te digan, una injusticia laboral, yo qué sé): no hablo de emocionarse con un libro o una película. Yo acabo de leer un párrafo del Cantar del Mio Cid con el que me emociono cada vez. Y, cuando no hay lágrimas, hay piel de gallina. No hablo de esas lágrimas. Son las otras las que yo considero, erróneamente (ya he dicho por ahí que tengo un problema con eso) debilidad. No las de emoción.

Un hombre que llora I, gracias por la recomendación literaria. He conocido a muchos hombres. Y te aseguro que, a la hora de la verdad, las prefieren pasivas. No sé si la mujer es antirromántica: a mí el romanticismo no me va. Es un mírame y no me toques. Lo que se entiende por romanticismo, claro está (para mí es suicidio y tormento): cenitas románticas a la luz de las velas, todo muy casto y muy puro y muy cursi. A mí un tío me dice que es sensible y es romántico y me descojono en su cara. Y ya me estaba preguntando yo cuándo saldría: la envidia al atractivo de otras mujeres. Sí: somos malas, perras y putas. Y nos vamos despellejando unas a otras y no somos capaces de amistad porque tenemos dentro de nosotras a un esclavo y a un tirano, Nietzsche dixit.

Argonauta, “ la sociedad no ha sabido siempre reconocer el papel desempeñado por algunas mujeres en la educación”. Ni en la educación ni en tantos otros sitios...

Arwen, pues la verdad es que yo no sé si estoy intentando cambiar el mundo. Y la verdad es que, después de tratar el tema en determinados foros (en internet y en la vida que llaman real), me estoy cansando de espolear a hombres y a mujeres. Hay libros por ahí, hay ojos, hay visión, hay realidad: yo estoy hartita de hablar de feminismo.

Un hombre que llora II, dudo mucho que la igualdad comience por dejarnos crecer los pelos de las piernas y de las axilas, engordar 30 kilos, combinar mal los colores y no usar desodorante. Obviamente, el ansia por encajar en unos determinados cánones de belleza es una tiranía (pero con esto pasa como con lo de la pasividad: al final os gustan guapas, delgadas y pasivas. Por si acaso se te ocurre, el cuento de “lo que importa es la belleza interior” dejé de creérmelo hace unos diecisiete años). No sé si se trata de gustar a los demás, o a ESE demás en particular o de gustarse a sí misma. Lo que sé es que, si eres guapa, gustas. Y gustar es una condición sine qua non para poder experimentar ciertas cosas (que alguien se enamore de ti, por ejemplo, o te folle). Creo que eso, más bien, es una realidad. ¿Que hay muchas mujeres que lo llevan al extremo y están todo el día operándose? Supongo. Pero no es mi círculo habitual. No me relaciono con adictas a clínicas de belleza...

Arwen II, estoy de acuerdo: la tiranía de la imagen ha llegado también a los hombres. Estoy de acuerdo, también, con la pulla sobre que nos arreglamos para gustar a otros hombres o a dar envidia a otras mujeres. Hay ciertos planteamientos con una base tan machista que... Bah, lo de siempre.

Un hombre que llora III, yo no tengo ninguna amiga que esté una hora delante del espejo para comprar el pan. Mis amigas tardan exactamente diez minutos en arreglarse, ducha incluida. Veinte si es invierno y quieren secarse el pelo. Sí, en cambio, tengo amigos adictos a las cremas que tardan treinta minutos en colocarse el mechón del remolino izquierdo antes de salir a la calle y que gastan en ropa lo que yo en libros y cenas. Podría pensar que el resto del mundo actúa como ellos y como ellas, pero sé que no es el caso. Aunque ésas son las reglas de actuación que yo veo a mi alrededor.

La envidia corrosiva, la niego. No he visto jamás a ninguna mujer poner verde a otra por su belleza, ni entrar en un quirófano para ser como ella, ni intentar robarle el bolso, ni ir a comprar un vestido igual. Nunca he asistido a un comentario envidioso de ninguna mujer hacia otra. Nunca. Jamás. ¿Que existirá? Supongo. Como supongo que también habrá hombres envidiosos ante la belleza de otros o ante el hecho de que uno las tenga a todas a los pies. O envidiosos porque sólo nos gustan los cabrones y yo, que soy buena persona, no me como nada... (no me digas que nunca has oído esta frase).

¿Que las mujeres tienen culpa en el machismo imperante? Hombre, si alguien niega eso, es que el pobre no sabe dónde se menea. El machismo se interioriza y se transmite. Y las principales transmisoras son las mujeres. El problema es, pues, la interiorización del patriarcado y cómo sustraerse a ella.

Arwen III, a mí estas cosas me recuerdan a un “pero es que tus amigos son muy raros”, cuando se les ocurre decirme que los hombres no lloran, que no son expresivos o que no saben hablar de sus sentimientos... Pues sí: será que mis amigos son raros. Acabo de descubrir que mis amigas también lo son.