miércoles, 7 de noviembre de 2007

19:23

19:23 horas. 23 grados, 45 y 60. Él dibuja líneas en el cielo. Yo tapo las luces de las farolas con las manos. A esa hora justa, con precisión matemática, desde luego, porque estaba predicho, se mueve algo luminoso, allá arriba, muy lejos, se ilumina más aún, sigue caminando en las alturas y desaparece. Es, me explica, un satélite iridium.

No sé si alguien más lo vio.

Fueron los dos mejores minutos de mi día de ayer.

11 comentarios:

Regina dijo...

:) Si fueron los dos mejores es que hubo más momentos buenos, ¿no? Si no serían los dos únicos segundos buenos :D.

UnaExcusa dijo...

Pues sí. El café de después con quien me enseña las estrellas. El café con amigas a las siete de la mañana. El desayuno... Hay más momentos buenos, pero esos fueron los mejores.

Carlos Sánchez dijo...

Me encanta ver la cara que pone la gente cuando les descubro las estrellas, los satélites, los cometas, los planetas.... Algo que siempre ha estado con nosotros y que con la "joía" contaminación lumínica hemos perdido.

Una noche oscura llena estrellas sobre tu cabeza es el mejor espectáculo que se pueda imaginar, mejor que cualquier libro o película o teatro o un buen ... (bueno, no, eso es mejor, jeje)

Lo malo es que puedo ser muy pesado enseñando cosas y contando historias

Isabel Sira dijo...

Me habría gustado ver el cometa. No me extraña que haya sido de los mejores momentos. A mí me encanta mirar las estrellas...

UnaExcusa dijo...

Carlos... Y qué quieres que te diga a estas alturas. A mí me gusta que me enseñes el cielo. Y los planos. Y el café de por la tarde. Y todo lo demás. Quiero pesadeces como las tuyas.

Arwen, a mí también me encantaba, pero hacía mucho tiempo que no miraba al cielo. Me hace falta más campo...

alelo dijo...

Tienes un correo mío en tu buzón.

Mrs. G dijo...

Una vez vi un comenta y fue ESPECTACULAR se me hizo un nudo en la garganta,c reo que ha sido uno de los fenomenos más increibles que he visto. Este no lo vi, que lástima :-(

Suntzu dijo...

Qué bonito. Yo quiero dos minutos como esos. Ay...

Ana dijo...

No se puede pedir más!!

En la ciudad que amo y no habito no se ven. En esta ciudad que habito y no amo, tampoco.

Pero conozco un sitio donde hay tantas, y tan gordas, que te sientes pequeña, cateta, ignorante y perfectamente maravillada ante un cielo negro, el silencio del frío invierno, el aire seco que te fustiga la cara y te hace llorar los ojos de frío... y una cantidad de estrellas tremendas, brillantes, vivas...
M'emociono!!
Felicidades por tan buen rato y por tan grata compañía.
Un beso.

Luc, Tupp and Cool dijo...

Lo de la contaminación lumínica es una coña marinera. Este verano, para poder ver las estrellas, tenía que ponerme una gorra de visera ¡a las doce de la noche! Más de una vez, he estado en un tris de liarme a pedradas con las farolas que hay alrededor de mi casa. ¡Ah! ¡Se siente! Vandalismo urbano, y no se hable más.

Me hubiera gustado ver el satélite.

;)

UnaExcusa dijo...

Alelo, recibido y contestado (qué mala construcción gramatical, me temo). Ya sabes que Cáceres me pilla un poco lejos (no muy lejos) y que no tengo coche. Así que otra vez será...

Mrs. G, yo también quiero ver cometas...

Suntu, como dice Carlos: hay que mirar más al cielo.

UnÁrbol, ciertamente no se puede pedir más. ¿Qué sitio es ése?

Tupp, yo tenía que tapar las luces de la ciudad con las manos. ¿Tanto cuestan las farolas que proyectan luz sólo hacia abajo?
Creo que en Canarias, pero no recuerdo la ciudad, ganaron un proyecto de "anticontaminación" lumínica. Nunca se me hubiera ocurrido ese concepto, pero lo cierto es que es exactamente eso: contaminación.