Ella
Ella no lo sabe como yo, pero todos los viajes me la devuelven distinta: Grecia, México, Jordania, Vietnam. Aunque ahora acumule como una morosa las ganas de cambiar.
No sólo los viajes. También el resto: el dolor. La soledad. Las heridas. La existencia. Llevarse los muebles y comenzar de nuevo. Largarse de casa: de una casa, de otra. No saber si será la definitiva. Querer que la mimen. Espantar el miedo. Revolverse en el compromiso.
Si no fuéramos tan listas y tan cínicas nos lo creeriamos. Que hay otra manera de hacer las cosas. Que se puede aprovechar el tiempo (aunque nunca haya sabido cuál, ni cómo), exprimir la vida, vivir. Y siempre seguirá sonando a adolescente y a palabras huecas. Quizá. Pero no a nosotras.
A nosotras, nunca. A pesar del cinismo, y de la rabia.
3 comentarios:
La verdad es que no lo entiendo del todo, pero me gusta, es como si me dijera algo más de lo que comprendo...Pero, ¿qué es lo que entenderíamos?
Eso, Arwen: que la construcción latina "Carpe Diem" sigue teniendo vigencia; que no suena vacía, que hay que aprovechar la vida, equivocarse, dolerse...
Uff, yo estoy harta de seguir equivocándome, pero a veces también acierto, así que merece la pena, no- Aunque este verano esté vegetando más de la cuenta
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