Bito-meme
Cuando la gente está aburrida, se inventa memes. Yo no, que conste. Yo los copio. Pero también los uso cuando no tengo nada que decir o cuando no me apetece que se lea lo que tengo que decir o cuando no sé ponerlo en pie o cuando sé perfectamente cómo hacerlo pero también sé que preocuparía o que haría daño. Éste es un meme para los lectores. Ya lo hizo Glauka, cambiando un poquito de allí, otro poquito de allá y yo también lo adapto. Hay por ahí una pregunta que dice: "¿Tendría usted sexo con él (que, en este caso, es ella)? ¿durante cuánto tiempo? ¿se lo cobraría?" y que me ahorro porque ya conozco las respuestas.
Así que aquí va. Tómense un café y su tiempo.
1. ¿Cómo llegó usted a Una Excusa?
2. ¿Recuerda cuál fue el primer post que leyó?
3. ¿Qué pensó de su autor cuando lo leyó?.
4. ¿Con qué personaje de ficción identificaría a UnaExcusa?
5. Si tuviese que invitar a UnaExcusa a cenar ¿qué le prepararía?
6. ¿Qué cambiaría del diseño de este blog? y lo que es mejor ¿cómo se hace para cambiarlo? (si lo sabe, claro)
7. ¿Sobre qué le gustaría que escribiera?
8. ¿Sobre qué está harto de que escriba?
9. Si UnaExcusa fuera una atracción de feria ¿montaría en ella? ¿pagaría por montar en ella? (Esta pregunta es de lo más equívoca, teniendo en cuenta los diversos significados de "montar" en este idioma nuestro tan bonito. Pero en fin: la dejo. Ahora, eso sí: estamos hablando de una atracción).
10. Si decidiese mandar a UnaExcusa a algún sitio ¿a dónde sería?
Hay otra pregunta que pide un consejo. A mí los consejos no me gustan: no me gusta que otro me diga qué tengo que hacer con mi vida: me pone nerviosa, le coloca en una situación de superioridad que me revienta y me sale un sarpullido cuando oigo eso de "tú lo que tienes que hacer es...".
Pues nada, ahí os va, para quien guste.
Imagen de Leandro Marco.




















Eso también se aprende, algún día. Que eres inútil. Llevo 64 clases encima, una detrás de otra, he conducido fumando, escuchando música, hablando y sin ver porque el sol o la lluvia no me dejaban. He llevado el coche durante una hora con una sola mano porque la otra tenía que usarla para no deslumbrarme. Aparco en una caja de cerillas, lo clavo a la primera, rapidísimo, a pesar de que mi profesor me dice siempre que vaya más lento y no suelte tanto embrague. En 64 clases se me habrá calado el coche diez veces, tres de ellas en los exámenes, por supuesto. Si me descuido, me pongo en autovía a 140 kilómetros por hora y más y no lo noto. Me parece que el coche va lento. Soy capaz de pegarme a la derecha si pasa un camión y, aunque me digan que no circule, que no voy a entrar, yo sigo circulando y entro y no me choco. Me he vuelto experta en esquivar coches aparcados en curvas sin visibilidad con la puerta abierta porque el conductor está revisando papeles o hablando por teléfono.




