domingo, 11 de febrero de 2007

... que no sepan volar

No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún concepto, que no sepan volar.


Oliverio Girondo.

4 comentarios:

Isabel Sira dijo...

Me da igual que me perdonen todo, y me da igual qué piensen de saber volar, pero yo adoro volar.
Tengo un miedo a las alturas que, últimamente, casi ni me deja conducir por zonas montañosas, pero soy capaz de volar al otro lado del mundo, y, en sueños tan reales que me despierto ligera como una pluma, rescatar al más pintado, huir de los más grandes peligros y enfrentarme a los más malvados.
Más que no perdonar a quien no sabe volar, siento lástima por ellos, porque no hay nada más liberador que ese pequeño salto sobre el suelo que te permite elevarte y dar volteretas, y subir hasta donde quieras, llegar al final del mundo y sentir el viento en la cara junto a las estrellas.
Yo sé volar, y espero no dejar de hacerlo nunca.

Suntzu dijo...

Supongo que hay días en los que resulta fácil volar y días en los que te arrastras como buenamente puedes. De todas formas, no perdono a la gente que no perdona cosas.
Empezando por mí.

Anónimo dijo...

hablan de perdon? de que mas? lean bien "volar" se refiere a algo muy diferente a lo que creo que ustedes piensan un beso julian

Anónimo dijo...

Y a mi parecer lo mejor es entender los poemas como a cada quien le parezca mejor, así valen más personalmente