El reloj no tiene razones
Escribes. No te irás al carajo. Porque sabes que las palabras son seres vivos y que algunos seres vivos pueden salvarte. No se muere de amor. No se muere de amor, ni de traiciones, ni de abandono. Ni siquiera cuando quien te acompañó tira la lealtad, la intimidad, los ratos de cama al cubo de la basura. Siempre te queda utilizar el dolor. Asirlo, aprenderlo, jugar con sus nombres. Para eso te servirá la poesía, aunque roces los temas, aunque las palabras se te escapen o aunque un folio en blanco ya no sea una posibilidad eterna. No te salvará, nada te salvará, sólo el tiempo, que no atiende a razones, que se detiene cuando debiera volar y que correrá en tu contra hasta que reabras la herida. Sólo el tiempo y la palabra que mata. Sólo eso. Hay algo a tu favor, de todos modos. Que sabes, que siempre has sabido, que podrás resucitar un viernes por la tarde...